martes, 21 de agosto de 2012

A La Obra! por La Pipetuá



El grupo La Pipetuá1 tiene ya diez años de trayectoria en los escenarios del país, y en otros tan distantes como Singapur, Malasia, Hong Kong, México y El Salvador.2 Diferentes idiosincrasias, distintas subjetividades que hacen difícil el trabajo desde el humor basado en la palabra, en el equívoco o la confusión semántica del texto. Por eso, el trabajo con la gestualidad, con la impronta de los procedimientos circenses, con la música, y las técnicas propias del clown universalizan la propuesta y permiten que los públicos comprendan el gag, la gracia que los actores desarrollan en escena con tanta eficacia. Con un vestuario tan llamativo como funcional, mono blanco y cascos de colores; con elementos que recuerdan al espacio de la construcción y sus obreros: escaleras, baldes, carretillas, tarros de pintura, metro, plano, estructuras de metal; el grupo conforma sketches, que cierran en sí mismos, pero que a la vez conforman la estructura mayor de un relato unificador. Tres payasos –clown y un músico irreverente conforman el soporte corporal de sus puestas, que además se apoyan en un juego permanente con el color, la luz, los sonidos y los más dispares elementos que se transforman en aquello que necesita la historia para ser contada. “A partir del concepto de “circo artesanal” nosotros intervenimos construyendo diferentes aparatos, nos gustan mucho los inventos, las excentricidades”. Con dramaturgia y dirección de Osqui Guzmán, A La Obra! se presenta para un público en general, es decir, pensada para toda la familia, sin abusar en los sobreentendidos con el espectador adulto y la búsqueda de su complicidad; que se lleva adelante sobre todo, por el conocimiento que éste tiene de los procedimientos y las técnicas del cine mudo, y de sus famosos dúos y tríos, “El gordo y el flaco”, “Los tres chiflados”, “Abott y Costello”; las situaciones riesgosas de resolución feliz que llevan adelante los cortos animados que nos acompañan desde nuestra infancia, y el juego con la pintura asociando la misma como elemento de final de una obra concluida, y como particularidad plástica, de formas a partir del color. La Pipetuá se formó en el 2001 y su carta de presentación fue Opereta prima, allá por el año 2004, dos años más tarde se presentaron en la producción Sin escalas. Sus integrantes: Diego Lejtman, Sebastián Amor, Maxi Miranda, y Fefo Selles tienen una formación circense, el teatro, la comedia física y la música, la manipulación de objetos no tradicionales, o que llevan adelante una función distinta para la que fueron creados. El disparate, como la lectura equivocada o confundida del plano de la construcción, o lo asombroso como la salida de agua al pedido del clown de lugares no previsibles. El contraste entre risa y llanto, el clown que rie mientras la lágrima de desconsuelo cae por sus mejillas, o cuando la risa es del otro, mientras él llora o se espanta. El trabajo con el teatro negro que permite a través de un trabajo con la iluminación, proyectar personajes de diferentes tinturas que se mueven en la oscuridad dibujadas por la luz, ante el asombro de todos; juego que evade el relato unívoco pero que le permite al grupo introducir una posibilidad mágica, propia del circo. El público del Metropolitan donde este año se presentan es por demás heterogéneo, los más pequeños preguntaban ante algunas situaciones que no podían decodificar, otros reían ante el juego que desde el escenario los involucraba; tal vez un espectador habitué del teatro sólo en vacaciones de invierno, me atrevo a comentar, diferente de aquel que los sigue en otros periplos y otros escenarios.











¡A la Obra! Por el grupo La Pipetúa. Elenco: Sebastián Amor, Diego Lejtman, Maxi Miranda, Fefo Selles. Dramaturgia y Dirección: Osqui Guzmán. Asistencia de Dirección: Emanuel Zaldua. Música: Fefo Selles. Diseño de Escenografía: Azul Borenstein. Diseño de Vestuario: Gabriela A. Fernández. Diseño de Luces: Adrián Cintioli. Objetos y Excentricidades: La Pipetúa. Realización de video: Mauro Parissenti – Maxi Amor. Realización de utilería: Maxi Méndez – Gabriel Díaz. Asistencia en vestuario: Ivan Videla. Realización de vestuario: Patricio Delgado. Realización de trajes lumínicos: Federico Vendrell. Asesoramiento en burbujas: Javier Urbina. Diseño gráfico: Juan Battilana. Diseño de imagen: Martín Badía Fotografía: Hebe Rozwadower. Prensa: Débora Lachter. Comercialización: Caro Sánchez/Laura Freytes. Producción Comercial: SJ Asociados. Producción Ejecutiva: Suky Martínez. Idea y Producción General: La Pipetúa. Teatro Metropolitan








 
  










Rojas, Marisa, 2012. “Obreros del circo” en Revista Planetario. La guía de los chicos. Buenos Aires: número 139; junio.






1 La Pipetúa es un grupo de clown y circo artesanal que se inspira en los cómicos del cine mudo, del comic, y los grandes compositores, las formas de las vanguardias históricas europeas todo renovado o trasfigurado por las nuevos adelantos tecnológicos aplicados a la escena teatral para sumar al todo un elemento más de transformación artística. Como ellos mismos dicen en su programa de mano: “Nos motiva un espíritu lúdico, poético e inventor. A través de La Pipetúa fuimos creando historias propias, con sus personajes, objetos, instrumentos y escenografía para nuestros espectáculos teatrales.”

2 La dificultad de llevar el humor a diferentes escenarios es una pregunta que los integrantes del grupo responden en la entrevista que Marisa Rojas les hace para la revista Planetario: “Diego: Trabajamos igualmente en una especie de adaptación de los números. Incluimos una voz en off, no en términos de locución o de explicación sino como un quinto personaje que venía de un lugar muy lejano y que cada tanto hacía pequeños comentarios, presentaba o comentaba alguna de las situaciones que veía en escena. Eso se grabó en inglés para Singapur y para Malasia pero para Hong Kong lo grabamos en chino cantonés. Claro que nosotros de chino cantonés no sabíamos, no sabemos, nada. Entonces enviamos a Hong Kong los textos en inglés, todo muy minuciosamente detallado, con las duraciones, las intenciones, las pausas, y ellos lo tradujeron. La cuestión fue que cuando volvieron los textos y empezamos a escucharlos, obviamente ¡no entendíamos nada! Así que tuvimos que guiarnos por las pausas. Fue muy divertido, memorizamos muy bien los textos para poder trabajar con las pausas, los coreografiamos en inglés y llegamos a una fonética en común para poder hacer el playback correspondiente.” (Rojas, 2012, junio, pág. 24/25)











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